Acompañar el llanto

¿Que hacemos cuando nuestro hijo llora? Lo más probable es que busquemos calmar su llanto y eso está bien pues el llanto es una forma de comunicación. A través del llanto nos comunican dolor, hambre, cansancio, estrés, miedo, necesidad de calor, incomodidad, tristeza, frustración, etc. Sin embargo, hoy en día el llanto tiene una connotación negativa muy fuerte y muchas veces esta necesidad de calmar el llanto es tan fuerte  y está tan conectada con nuestro propio dolor  que nos olvidamos de la necesidad real del bebé y nos desesperamos por “callarlo”, que es diferente a escuchar a nuestro hijo y atenderlo.

Un ejemplo de nuestra incomodidad ante el llanto es nuestra actitud al ver a un niño llorar. Cuando un niño se cae y llora lo primero que le decimos es “deja de llorar si no ha pasado nada”, o cuando un niño llora y quiere comunicarnos algo le decimos “primero deja de llorar que no te entiendo” o cuando un niño hace una pataleta y llora le decimos “ya basta, deja de llorar”. Igual sucede con los bebés, cuando el llanto no para con los “remedios” mas comunes (cambiarle el pañal, darle de comer, cargarlo, sobarlo, pasearlo, etc.) y el bebé llora sin parar y sin motivo aparente, nos volvemos locos de desesperación.

No queremos ni podemos escuchar a los bebés ni a los niños llorar (ni a los adultos, solo que nosotros ya casi no lloramos, ¿porque sera?). Nos hace daño y necesitamos callarlos. Usamos chantajes, distracciones,  chupones, les decimos que no pasó nada, intentamos quitar importancia a lo sucedido para que deje de sentir aquello que lo hace llorar.

El llanto es comunicación pura y dura, ¿que mensaje le damos a nuestros hijos si les decimos verbal o emocionalmente que no está bien llorar, que no es bueno comunicar lo que sentimos, que nadie nos va a escuchar cuando queremos expresarnos de esa manera? Es esencial darnos cuenta que la manera como nos relacionamos con ellos en esos momentos y como actuamos va a definir la manera como ellos se comuniquen con otros en el futuro. El mensaje que les damos al callarlos, al estar nerviosos con sus “palabras”, al decirles que lo que sienten no es importante tiene un trasfondo muy profundo. ¿Que hacer entonces para cambiar de actitud, para acompañar a nuestro hijos con respeto en la vida, incluidos los momentos de dolor y de llanto?  Aqui unos consejos simples.

  • Lo primero que debemos hacer es escucharlos, aceptar el llanto como un medio de comunicación, no como una herramienta maquiavélica para volvernos locos y hacernos sufrir. A veces el bebé y el niño necesitan llorar para liberar tensiones (las suyas o las de los padres) o para poder conciliar el sueño o para dejar salir sensaciones incómodas o incomprensibles para ellos. Debemos acompañarlos amorosamente durante el llanto, con tranquilidad.
  • Atender sus necesidades teniendo en cuenta que lo que ellos necesitan, sobre todo, es una compañía protectora y amorosa.
  • Comprender que el bebé y el niño se mimetizan rápidamente con nuestro estado anímico y que si estamos nerviosos, cansados, estresados, ellos lo estarán también y que muchas veces su llanto es un reflejo de lo que nosotros estamos sintiendo.
  • Darnos cuenta que muchas veces los bebés y niños (en casos de pataletas o sensaciones fuertes) lloran porque lo necesitan y que no hay nada que los padres puedan ni deban hacer para parar el llanto. No somos malos padres por acompañar el llanto de nuestros hijos. No digo dejarlos llorar solos, digo estar a su lado amorosamente en momentos donde necesitan expresarse.

Aqui un par de consejos específicos para los bebés que lloran en el postparto:

  • Recordar que es normal que los bebés lloren y que lloren mucho. Esto puede deberse a su temperamento o puede ser una reacción normal a la gran cantidad de cambios que está viviendo pues en el útero el bebé está tranquilo, recibe muy pocos estímulos y todas sus necesidades esta satisfechas inmediatamente.
  • En el postparto nos encontramos físicamente muy cansados y perdemos la paciencia con facilidad. Debemos buscar ayuda, la madres deben dormir cuando el bebé duerme y deben dedicarse sólo al cuidado del bebé.
  • Por la tarde debemos hacer actividades tranquilas y relajadas pues al final del día la colección de estímulos puede tener muy nervioso al bebé, y a los padres también, y es en estos momentos cuando los bebés lloran mucho más.

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