Atender, cuidar y nutrir a un bebé requiere entrega. Cuando una madre se entrega por completo, se deja llevar, desconecta del mundo exterior y conecta con su mundo interior, con su bebé. Con esta actitud la madre ajusta sus expectativas a su propia y única realidad, y solo así comienza a disfrutar de esta nueva aventura, la de ser madre. Una madre en este estado está radiante, su sonrisa ilumina el mundo, su bienestar es contagioso.
Esta entrega no es fácil, requiere dejar ir a la mujer que fuimos, porque la maternidad nos cambia para siempre. Muchas veces el reto es grande pues las mujeres somos muy protectoras de nuestros propios logros y de nuestro espacio personal. Nuestros bebés vienen al mundo decididos, necesitados, y nos mueven los cimientos, pero debemos tener la certeza y la seguridad de que aquella mujer que ahora se ha convertido en madre no ha desaparecido, esta reposando dentro nuestro. Esa mujer está empoderándose, enriqueciéndose del vínculo con su bebé, fortaleciéndose a través del trabajo en equipo, sorprendiéndose de su capacidad de amar y que, cuando sea el momento adecuado, podrá comerse el mundo entero si así lo desea. Nuestros hijos nos traen el regalo del crecimiento personal, pero solo si es que nos abrimos a la posibilidad del cambio y la evolución. No debemos desaprovechar este regalo enfocándonos en volver a ser quienes éramos antes de convertirnos en madres.
Esta entrega también requiere mucha energía, paciencia y apoyo. No existe ninguna madre que esté diseñada para que su único rol sea el de cuidar de sus hijos sin recibir apoyo para su propio bienestar y su desarrollo personal. Es esencial prepararnos para vivir esta etapa desde la tranquilidad de sabernos protegidas y cuidadas para así poder entregarnos a la maternidad enteramente, para poder gozarla intensamente.
Cuando hablas con las mujeres sobre su experiencia en la maternidad muchas de ellas te dicen que hubieran agradecido tener más información y apoyo. Muchas dicen que les hubiera gustado prepararse más y tener más ayuda en las primeras semanas y no sólo ayuda práctica, sino también apoyo emocional, alguien con quien hablar, alguien que escuche con cariño.
Tú puedes gozar de tu maternidad, puedes entregarte de lleno a ella y para eso necesitas prepararte de antemano. Aquí te dejo unos consejos prácticos para que disfrutes plenamente a tu bebé, para que puedas transitar con suavidad en las aguas de la maternidad:
- Preocúpate de tu bienestar personal, descansa mucho (cuando tu bebé duerme, a cualquier hora del día) y aliméntate bien.
- Pasa mucho tiempo con tu bebé, conociéndolo, sentando las bases para una relación amorosa y saludable. Tu bebé es tu prioridad ahora, el mundo exterior debe quedar fuera de la ecuación.
- Comunícate con tu pareja y familiares, diles lo que necesitas, desde darte un baño, tomar una siesta, recibir un masaje o algo de comer. Si te están ayudando de una manera que no te gusta o incomoda, dilo también. Es importante que estés tranquila en esta etapa. Tú mereces recibir ayuda y debes sentirte cómoda al decir lo que quieres y como lo quieres en ese momento. Las cosas dichas con cariño son generalmente bien recibidas, y si no lo son, no tiene que ver contigo.
- Si sientes que quieres hablar de tu experiencia de parto, hazlo. A veces nos sentimos orgullosas, a veces frustradas, tristes, incluso violentadas. El parto es un proceso que nos cambia para toda la vida y es importante dar salida a nuestras sensaciones, ya sean positivas o negativas. Esas emociones son reales y dejarlas dentro no te ayudará. Si tu pareja no es la persona mas apropiada para hablarlo, busca a una amiga, un familiar, incluso un profesional que te apoye y escuche.
- Busca apoyo para la lactancia, ya sea una amiga o familiar cercana con experiencia, grupos de apoyo o una asesora profesional.
- Busca ayuda práctica, es importante que las tareas del hogar estén cubiertas por otra persona durante el postparto. Tu prioridad es descansar, recuperarte y cuidar a tu bebé.