La ictericia en el recién nacido

La ictericia es un trastorno común que se produce cuando hay bilirrubina sobrante en la sangre proveniente de la descomposición de los glóbulos rojos que ya no necesitamos. En los bebés recién nacidos los niveles de bilirrubina suelen estar aumentados porque durante el embarazo se generan glóbulos rojos adicionales para sostener sus necesidades de oxígeno.

Salvo algunos casos específicos, que describiré mas adelante, este trastorno es usualmente inofensivo y desaparece rápidamente. Es por estas razones que es importante reconocer las diferencias entre la ictericia como condición fisiológica y la ictericia patológica. El diagnóstico correcto en los primeros días es esencial para evitar el internamiento hospitalario innecesario que resulta generalmente en la separación de la madre y su bebé, y puede llevar al fracaso de la lactancia materna.

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En este post haré una revisión bibliográfica sencilla para reconocer los diferentes tipos de ictericia y las posibles acciones de prevención.

Ictericia por inanición

Cuando un bebé está saludable y esta siendo alimentado correctamente la bilirrubina extra es filtrada por el hígado y enviada al estómago para luego ser eliminada a través del meconio o las deposiciones.

Sin embargo, una pobre lactancia (o ingesta) durante los primeros días de vida incrementa la absorción intestinal de bilirrubina y retrasa la salida de meconio (un reservorio considerable de bilirrubina), aumentando la transferencia de bilirrubina hacia la sangre del bebé.

La ictericia por inanición es la más común de todas, se presenta en el tercer al quinto día postparto y el principal factor es un bajo aporte calórico por ayuno o deshidratación. Los bebés con ictericia por inanición suelen tener bajo peso y una disminución en sus deposiciones y orina. Este tipo de ictericia se resuelve al mejorar el aporte de leche materna y no requiere suspender la lactancia. En los casos en los que se necesite un suplemento extra, la madre puede extraerse leche manualmente para luego dársela al bebé entre cada toma de pecho.

En este contexto, las prácticas hospitalarias de apoyo a la lactancia como el apego precoz, el alojamiento conjunto, el amamantamiento a libre demanda y exclusivo, y el no uso de sucedáneos, tienen un gran impacto en la prevención de la ictericia por inanición. Existen estudios que reportan que cuando la madre hace un buen establecimiento de la lactancia en los primeros días de vida del bebé, la ictericia por inanición no se presenta.

Aquí hay una lista de cosas que podemos hacer como madres para asegurar un establecimiento adecuado de la lactancia:

• Iniciar la lactancia lo más tempranamente posible, de preferencia en la primera hora de vida. Esto aplica también cuando los bebés nacieron por cesárea.
• Amamantar al bebé al menos 10 a 12 veces al día por los primeros días de vida, de esta manera aseguraremos la eliminación de la bilirrubina a través del meconio y las deposiciones.
• Asegurarnos de tener una buena posición de amamantamiento y acoplamiento del bebé, buscando ayuda y apoyo profesional de ser necesario.
• Responder a las señales tempranas de hambre del bebé. Los bebés deben ser amamantados antes del inicio del llanto. El llanto es una señal tardía de hambre y frecuentemente deriva en un inicio pobre de la lactancia.

Ictericia patológica – por enfermedad

Este tipo de ictericia es muy raro (con una incidencia máxima de 6% de los recién nacidos). Se presenta en las primeras 24 horas de nacido el bebé, con valores de bilirrubina por encima de los valores fisiológicos.

El síntoma principal de la presencia de niveles altos de bilirrubina es el color amarillento de la piel y los ojos del bebé. Este color se ve primero en el rostro y cuando los niveles se elevan, se desplaza al pecho y al abdomen, extendiéndose finalmente a los brazos y piernas. Además, se puede observar letargo, succión débil, llanto agudo e hipotonía, irritabilidad, hipertonía y convulsiones.

En casos graves, la bilirrubina en sangre puede acumularse en el cerebro del bebé, causando daño irreversible en diversas áreas, como los ganglios basales, ocasionando encefalopatía.

Esta ictericia tiene múltiples causas: enfermedad hepática, infección, deficiencias congénitas, incompatibilidades de grupo sanguíneo (Rh o ABO), etc. Estas condiciones alteran las diferentes fases que componen el metabolismo de la bilirrubina.

En la mayoría de los casos se puede continuar con la lactancia materna de la mano del tratamiento específico necesario.

Ictericia por leche materna

Es la ictericia que esta causada por el consumo de la leche materna, cuando algunos de sus componentes alteran el metabolismo de la bilirrubina. Esta ictericia es muy rara, ocurre en alrededor de un 1% de los bebés alimentados al pecho.

Es de inicio tardío (luego de la primera semana de vida) alcanzando niveles máximos hacia los 15 días de vida. Clínicamente es un bebé que come bien, con adecuada ganancia de peso.

A diferencia de la ictericia patológica, la ictericia asociada a la lactancia materna no se ha relacionado a la presencia de secuelas neurológicas.

El tratamiento de este tipo de ictericia requiere suspender la lactancia materna (por 24 – 48 horas). Luego de reiniciada la lactancia materna, los niveles de bilirrubina descienden lentamente hasta desaparecer y no vuelven a incrementarse.

Una de las consideraciones que se deben tener al suspender la lactancia, es el cuidado de administrar los sucedáneos de la leche materna en taza, vaso o utilizando cuchara o gotero ya que podríamos confundir el patrón de succión del bebé. Es también importante enseñarle a la madre a extraerse leche durante el período de suspensión para mantener la producción de leche y evitar problemas asociados a la lactancia, como obstrucciones, mastitis etc.

Bibliografía

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